Día 4 - Un espectro en el Invernadero
Era demasiado temprano, por eso no podía ser ella. Recién eran las 9 y media; no había forma de que fuera ella. Pero, claro, de eso nos percatamos cuando ya se hubo ido, cuando se hubo esfumado más allá de la 6 de Diciembre sin mirar nunca hacia atrás.
Llegó sonriente, demasiado sonriente, por eso no podía ser ella. Los que estamos acostumbrados a verla agobiada por las unidades de la Bettycita supimos allí, muy dentro de nosotros, que no era ella. Lo primero que dijo al llegar fue: "Yaff, un tabaquito", y nos guío con una sonrisa fuera del Invernadero. Creo que, incluso, traía tabacos, tabacos propios, ¡comprados, no remados!; por todo eso, repito, no podía ser ella.
Tendremos que aceptar que lo que vimos fue un espectro y, lentamente, superarlo. Era un espectro con la forma y la voz de nuestra amiga y colega Silvia "Cuello de Botella" Andrademarín. Era tan sólo un espectro de la verdadera Silvia, que por estas horas estará en su departamento enterrada bajo montañas de carpetas y archivos de Word, trabajando contra viento y marea para salir a flote (sííí, de ley...). Todos aquí nos compadecemos de ella.
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el Roque -